miércoles, 29 de marzo de 2023

Mucho más que dos

 Mucho más que dos





Y si yo puedo abrir un camino,

voy a hacerlo, voy a hacerlo, voy a hacerlo.


Celeste Carballo




En 1989, durante la emisión del programa televisivo Imagen de radio, que conducía Juan Alberto Badía; quien junto con Graciela Mancuso y Tom Lupo fue de les esenciales comunicadores que dieron espacio siempre a lo que se conoce como “rock nacional”, en los distintos programas que tuvieron en los años 70 y 80. Beto, quien ya había llevado adelante Badía y compañía, durante seis años, todos los sábados desde el mediodía hasta las 22 horas, con lo más variado de nuestra música, de nuestres artistas, de la cultura argentina, pensó en un nuevo formato, donde la gente podía observar (algo tan frecuente hoy con los streaming y con la virtualidad) cómo se hacía radio. En uno de esos programas, aparecieron Sandra Mihanovich y Celeste Carballo. Se habían animado a conjugar lo más baladístico con lo más rockero, lo más blusero con lo más pop de cada una, y esa sociedad había generado Sandra y Celeste y la grabación de un álbum: Somos mucho más que dos. Sin embargo, dudaban en juntarse -según referían en uno de los programas de uno de sus espectáculos- porque venían de distintos espacios artísticos y no sabían cómo tomarían sus fans esta fusión; algo que es muy frecuente en artistas internacionales; algo que comenzó a efectuarse con las entregas de los premios Gardel a la música argentina, en el siglo XXI: Pappo y Daniela Herrero haciendo “Juntos a la par”; Sandra Mihanovich, Fabiana Cantilo, Hilda Lizarazu y Claudia Puyó interpretando “Mientras miro las nuevas olas” de Serú Girán; Abel Pintos, Cazzu  y Gustavo Santaolalla con “Solo le pido a Dios” de León Gieco; Patricia Sosa y María Becerra con “Endúlzame los oídos” y “Acaramelao”.

    

Quienes seguíamos a Sandra, estábamos convencides sobre su orientación sexual. Esas canciones, como “Puerto Pollensa”, “Quereme… tengo frío”, “Puente invisible” y “Vos, yo, uno más uno” (de la gran Marilina Ross, otra hermosa artista que con los años se visibilizaría también como lesbiana), “Todo sin vos” (que en otra voz fue el tema principal de la película Otra historia de amor, icónico filme sobre una historia entre dos hombres -dirigida por Américo Ortiz de Zárate-, “Desnudar nuestros deseos”, “Por qué”, “Nacer de nuevo”, “Hagamos el amor”, “Todo me recuerda a ti”, “Te quiero cuidar”, “Quereme por un rato así vivo mañana”, “Ahora tengo que pensar un poco en mí”, “Sola en mí”, “Dame más, quiero más”, “Soy lo que soy”, y varias de Cece como “Seré judía”, “Es la vida que me alcanza”, “En el paraíso”, “Poner el cuerpo”, “Una canción Diferente” eran mensajes que nos hacían sentir que no estábamos en soledad, a pesar de estar en democracia. Muchas de las letras de Cece rozaban ese lugar también: “Ahora estoy en libertad” (“Creo que estoy en libertad para sentir y para amar. Creo que tengo lo que pedí. No me lo dieron. Yo lo conseguí”), “Mi voz renacerá”, “Es la de todos mi voz”, “Una canción diferente”, “Es la vida que me alcanza”, “Sabemos que vuelvo pronto”, “Buscábamos vida”, “No me voy a olvidar”. Como dicen las compañeras lesbianas: “Lo que no se nombra no existe y lo que no existe no tiene derechos”. Para las leyes de la igualdad (Matrimonio igualitario, Identidad de Género, Cupo Laboral Trans) faltaban muchos años, mucha lucha, mucha militancia, muchas pérdidas en el camino. Pero en cuanto a la visibilidad, ya había mucha gente que se animaba a salir del placar de los miedos. Y en aquel programa, aquella noche, cuando Sandra y Celeste visitaron a Beto Badía, para cantar algunas canciones y para promocionar el hermoso disco (que tenía canciones de Cece, de Mario Benedetti con música de Alberto Favero, de Bob Marley, de Litto Nebbia y producciones de Raúl Porchetto y Pedro Aznar, por citar algunes), Celeste le puso voz a lo que todes queríamos escuchar, y visibilizó la orientación sexual de ambas que en ese entonces eran pareja: imagino la placa de Crónica TV: “Sandra y Celeste son lesbianas”; no sé si la hubo, aunque todos los medios recogieron aquel enunciado que en la pantalla la tenía a Sandra confirmando ese orgullo de lo que manifestaba Cece, desde su silencio y, ya lo contó muchas veces después ella misma, de sorpresa.





Sandra y Celeste duró tres años. Eran tiempos donde no era muy frecuente -y se criticaba mucho- que estilos diferentes compartieran producciones, pero antes del disco, se animaron con el espectáculo “Sandra, Celeste y yo”; ese “yo” era la artista y astróloga Ludovica Squirru. Fue un éxito y las cantantes grabaron el álbum: Somos mucho más que dos. “Mientras estoy cantando” era una declaración de amor (¡¿entre ellas?!, me preguntaba entonces; algo que confirmé cuando las vi en vivo); la cantaba Sandra y la había compuesto Cece, que tocaba el piano. Es una de mis preferidas del dúo: “Cuando estoy cantando una canción, las palabras de amor son para vos. Un poco más de imaginación y vuelo donde estés y me abro en dos”. El gran éxito fue “Te quiero” de Alberto Favero y Mario Benedetti que no hablaba de un amor lésbico ni lgbt+, pero tenía la fuerza de ese “mucho más que dos”; algo que ya había hecho Sandra con la canción “Soy lo que soy”: tema del musical La jaula de las locas, que hablaba de ser lo que cada une fuera. Y Sandra, que en la tapa del álbum con el título homónimo salía desnuda (su pelo tapaba sus senos) decía que el tema, a meses del retorno de la democracia, era un himno de libertad. Es claro que tampoco se hubiera dado la posibilidad de visibilizarse: eran tiempos de muchas persecuciones a nuestra comunidad -había razias constantes en los pubs y en las discos de la comunidad lgbt+, y estaban en vigencia los edictos policiales, cuyos artículos 2H y 2F criminalizaban a nuestras identidades y orientaciones: vestir prendas contrarias al género, y escándalo público e incitación al acto carnal, respectivamente-, y eso hubiera reflejado un traspié en su carrera (como le sucedió a Boy George, el cantante de Culture Club, en los 80); el placar resguardaba a artistas que recién con la consagración se animarían a manifestarlo, como Ricky Martin, Elton John. De todas maneras, ella se animó a grabarla, como también grabó muchas canciones de los musicales de Pepe Cibrián Campoy (otro referente del arte que era visible como gay), con quien además trabajó en la comedia musical Aquí no podemos hacerlo. Otros bellos temas de ese disco con Cece fueron “Sabemos que no es fácil” (“Vos y yo, vos y yo, estamos empezando a ser vos y yo. Vos y yo, vos y yo, sabemos que no es fácil ser vos y yo”), “Algo bueno para darte” (“Ya no busco soledad, mi piel está en tus manos. Ya no sueño algo más, te siento, estás temblando. Te estoy amando, te estoy amando, te estoy amando. Tu silencio, no es silencio, de tan esperado, y en mi cuerpo este momento estamos festejando”), “Están los recuerdos” (“A mi adolescencia la viví en silencio y el futuro, el milagro que me sacó del secreto”) y “No woman, no cry”, que popularizó Bob Marley & The Wailers, que versionaron como “No llores más”. Esa canción, justamente, fue un punto de quiebre durante una interpretación del dúo en un festival de corte político. Durante la campaña a la presidencia en 1989, el rock participó en una serie de conciertos por el país en contra de la candidatura de Carlos Menem y a favor del radical Eduardo Angeloz. En el concierto de Ciudad de Buenos Aires, en el estadio de Ferro Carril Oeste, actuaron Charly García, Luis Alberto Spinetta, Man Ray (con Hilda Lizarazu), La Torre (con Patricia Sosa), Virus (ya sin Federico Moura), Los Pericos, KGB, Los Ratones Paranoicos, Daniel Melero, entre otres artistas, y Sandra y Celeste. Fue claro que el machismo cis patriarcal empezó a molestarlas, con cánticos homoodiantes y violentos. Estaba presente y me molestaba demasiado porque estaban haciendo un show tremendo. Ellas siguieron con su repertorio hasta que comenzó a sonar “No llores más” y el público hostil comenzó a tranquilizarse, a escucharlas cantar y a cantar con ellas el estribillo. Tanto fue que cuando cantaron “Y porque somos pareja que sabe que no está sola. Te quiero en mi paraíso, es decir que en mi país la gente viva feliz, aunque no tenga permiso. Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo somos mucho más que dos. Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos” arrancó un marcado aplauso de reconocimiento a la valentía, que coronó un concierto que dejó claro que el amor vencía al odio.     



Ante el éxito que lograron, grabaron Mujer contra mujer, un gran disco con una icónica tapa; que contó con canciones de Cece (“Karmático”, “Sin Margarita Yourcenar”, “Un sueño profundo”, “Amelia por los caminos”), Joaquín Sabina (“Corazón de neón”), María Elena Walsh (“Barco quieto”) y José María Cano (“Mujer contra mujer”, que ya la había versionado con su grupo Mecano en España), y la participación de Fito Páez (producción y teclados en “Mujer contra mujer” y autoría en “Yo prefiero solo amarte”), Pappo, David Lebón, Pedro Aznar (producción, instrumentos y coautoría en “Yo seré tu libertad”), Andrés Calamaro (producción, teclados, coros y autoría en “Una sola vez”), Charly Alberti, María Gabriela Epúmer, Ulises Brutón, Guillermo Vadalá, Jota Morelli, Claudia Sinessi, Lito Epúmer, entre otres, lo que las llevó a realizar más giras como el espectáculo “Sandra y Celeste no van a la escuela”, que contó con  la participación de les grandes artistas del under Batato Barea, Humberto Tortonese y Alejandro Urdapilleta.


Tres años de resistencia y de visibilidad musical que se cerró también con la ruptura de la relación. Cada una siguió su camino artístico, que sigue desarrollándose hasta la fecha, con grandes discos: Todo brilla, Cambio de planes, Todo tiene un lugar, Sin tu amor, Creciendo, Honrar la vida, Vuelvo a estar con vos, en el caso de Sandra, y Chocolate inglés, Tercer infinito, Celeste Acústica, Celeste Acusticados, Celos, Mujer de piedra, en el de Cece. Y los respectivos EP: Si somos gente con la potente “Prohibido prohibir” de Eladia Blázquez y “Estoy en amor” (“Estoy en amor. Yo te doy lo que puedo dar. No me importa tu sexo, no me importa tu cuerpo ni tu edad”) de Mercedes Ferrer) -que grabó Sandra-, y Celeste en Buenos Aires con las referenciales “Tu amor es lila” (“Traías el peso, de los caminos y la fuerza para abrirlos conmigo. El mío violeta, tu amor es lila, y en sueños, ya nos dimos la vida”) y “La otra orilla” -que grabó Cece.


Los cierres de las marchas del orgullo en la Ciudad de Buenos Aires, de 2012 y de 2013, las tuvo como protagonistas sobre el escenario “Carlos Jáuregui”, delante del Congreso. Cece lo hizo primero, Sandra un año después donde, además, cantó en vivo el tema que cierra cada marcha anual: “Soy lo que soy”, tema que volvió a interpretar otra vez, junto al conductor, actor y músico gay, Jey Mammón, que la acompañó en piano y voz, en el final de la Marcha del Orgullo de 2022.


Aquella unión artística, aquellos discos, aquella declaración, aquellos recitales de Sandra y Celeste, fueron un símbolo de visibilidad y de libertad para tantes que en esas épocas todavía temían animarse a decir con orgullo (y a vivir como) “Soy lo que soy”.


Diego Tedeschi Loisa


* Texto solicitado por el Archivo Nacional de la Memoria LGBT+ para su página web. Marzo de 2023.







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